Conferencia General – Día 1
Hoy, lunes 16 de junio, ha sido el primer día completo de la Conferencia General y lo comenzamos en oración. Pedimos las gracias necesarias para estar abiertas y disponibles a todo lo que la semana nos deparará, como una clavadista al borde de un acantilado, apuntando a las aguas profundas de la vida que seguramente traerán oportunidades para encontrarnos con lo Sagrado.
Se nos recordó que una de las acciones más poderosas que podemos hacer en medio de un mundo oscuro y tormentoso es levantarnos y mostrar la luz de nuestras almas. Otra frase de la oración de la mañana que resonó todo el día fue “sabemos que para traer justicia y paz no son necesarios todos los seres de la tierra, sino un grupo pequeño pero decidido capaz de soportar la primera tempestad, la segunda, la centésima”. (Clarissa Pinkola Estes) Reconfortadas por estas palabras, comenzamos el trabajo del día.
Después de una rápida revisión y aprobación del Acta de nuestra última reunión, así como de la Agenda de la semana, pasamos a los informes de las provincias y regiones. Las hermanas Sachiko Date y Atsuko Nakamoto, de la provincia Maria, fueron las primeras en presentar la realidad vivida en su provincia.
La siguiente presentación estuvo a cargo de las hermanas Danielle Dubois, Nicole Bernier e Yvette Dubois, de la provincia Marguerite-Bourgeoys.
Después del almuerzo tuvimos tiempo para dos informes más. Las hermanas Angèle Ngo Ngok y Lucie Mekoulou Me-Zambo presentaron el informe de la región Notre-Dame-des-Apôtres. La última presentación de la tarde fue de la región Nuestra Señora de Guadalupe, a cargo de las hermanas Clara Marina Quintanilla y Claudia Margarita Juárez.
Cada informe compartió las luchas y desafíos, las preguntas y preocupaciones, los cambios que ya se están viviendo y los que están por venir. Al mismo tiempo, cada uno de ellos se centró también en la vida nueva que está surgiendo, los signos de esperanza vivos y florecientes, la planificación hacia el futuro, los proyectos en marcha, el trabajo con las personas más vulnerables, la colaboración que se da, y las muchas vidas transformadas.
Aunque la realidad de las cuatro zonas presentadas hoy es muy distinta entre sí, muchas de las historias se reflejaban unas con otras en algunos aspectos. Cada una es una pequeña parcela en el mismo jardín. La energía y la compasión detrás de las acciones fluyen de una misma fuente.
Al final del día, tuve la sensación de formar parte de un “grupo pequeño y decidido que no se dará por vencido” en su trabajo de promover la justicia y la paz, como se mencionó en la oración de la mañana.
Terminamos el día con una misa, donde cantamos y oramos juntas con las siguientes palabras:
“Déjame ser tu sierva, déjame ser como Cristo para ti; reza para que tenga la gracia de permitirte ser mi siervo también. Somos peregrinas en un viaje, somos viajeras en el camino; estamos aquí para ayudarnos unas a otras a recorrer la milla y llevar la carga. Lloraré cuando tú estés llorando; cuando rías, reiré contigo. Compartiré tu alegría y tu dolor hasta que hayamos terminado este viaje”. (Canto del siervo).
Gracias por seguir acompañándonos con sus oraciones,
Karen Kelly
Provincia Visitation