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Boletín del taller (2) Sábado, 4 de mayo

El segundo día del taller comenzó con una explicación del concepto de discriminación institucional. Debido a la influencia política, la discriminación está profundamente insertada en nuestra sociedad, cultura e historia. El capitalismo y el patriarcado también tienen un impacto significativo en esto. Cuando un grupo de personas ve a otro como inferior durante siglos, el sentimiento de “somos inferiores” impregna la conciencia no solo de la persona que discrimina, sino también la de las que son discriminadas. Este es un legado perjudicial que se transmite de generación en generación. Además, aferrarse a la ira contra las personas que discriminan puede llevar a las discriminadas a elegir un modo de vida violento. Jeanne-Marie nos lo explicó utilizando la metáfora de un “río”. Hay un río en cuyas orillas viven distintas personas que utilizan su agua a diario. Si las personas de un lado vierten veneno en el agua para hacer sufrir a las del otro lado, también afectan sus propias vidas… Al reflexionar sobre esta analogía, no pude evitar preguntarme: “¿Cómo he envenenado a aquellas con las que convivo en la misma sociedad, en el mismo lugar de trabajo, en la misma congregación?”.

Basada en su propia experiencia, Jeanne-Marie también habló de la mentalidad discriminatoria que puede cultivarse de manera inconsciente. Cuando se torció la pierna, las enfermeras no la tomaron en serio, por mucho que se quejara del dolor. Le dijeron: “Dicen que las afrodescendientes son buenas con el dolor”, y el médico que la examinó no le dio una explicación adecuada. Sin embargo, en cuanto se enteró de que era profesora universitaria, él comenzó a explicarle amablemente la situación. Existe una historia de afrodescendientes hospitalizadas, estudiadas y tratadas muy mal, incapaces de resistirse o de dar a conocer sus ideas a los médicos. Esto pudo haber contribuido a que los profesionales de la salud asumieran que las afrodescendientes tienen una mayor tolerancia al dolor y un menor intelecto, y esta percepción sigue existiendo hoy en día. Ella habló de muchos otros ejemplos, y me recordó profundamente que la discriminación institucional sigue viva y coleando. Algunas personas no reciben un trato justo, lo que dificulta considerablemente su vida social. Este fenómeno sigue teniendo un impacto tremendo tanto en los agresores como en las víctimas a lo largo de generaciones. En algunos de los ejemplos, la magnitud del asunto fue tan horrible que nos sentimos obligadas a rezar en silencio durante algún tiempo.

El propósito de la historia de Jeanne-Marie no es acusar a nadie. Incluso los más devotos con las mejores intenciones pueden ejercer su poder sin darse cuenta y convertirse en opresores. Darse cuenta de ello y entablar un diálogo franco es la clave de la liberación. Es importante ser honestas sobre nuestras vulnerabilidades, no reprimirnos y comprender nuestras sensibilidades. Tenemos que cambiar nuestro enfoque de una educación centrada en el intelecto a la educación desde la perspectiva de la inteligencia emocional. Ella sugirió una dirección para la CND que esté de acuerdo con su carisma de “educación liberadora”.

Nos proyectaron un documental sobre el desprecio de la Oficina de inmigración japonesa hacia los derechos humanos de las personas detenidas por ser inmigrantes ilegales, así como un video sobre la discriminación del pueblo buraku en Japón según lo ven los extranjeros. Fue doloroso, pero enfrentarse a la discriminación en la historia y en la actualidad del propio país lleva a la toma de conciencia. El contenido de estos videos fue desgarrador.

Después, compartimos en grupo. Además de compartir nuestros pensamientos sobre lo que vimos y escuchamos, algunas de nosotras hablamos de lo que experimentamos en nuestra vida cotidiana en el apostolado y nos sorprendió la discriminación que desconocíamos.

Durante el compartir en grupo, también hablamos los temas de la “discriminación contra las mujeres”, la “discriminación contra las personas LGBTQ” y la “discriminación contra los pobres”. Dedicamos tiempo a reevaluar estos problemas familiares de discriminación desde diferentes perspectivas.

Al principio del día, Jeanne-Marie dijo: “Si ustedes no cambian nada después de este taller, este no habrá servido de nada”. Nos dijo que no solo debemos entender con la “cabeza” y sentir con el “corazón”, sino también conectar esto con la “acción”. A través del compartir aprendimos que algunas hermanas y personas asociadas están actuando actualmente y, al preguntarnos qué podemos y qué estamos llamadas a hacer, pudimos profundizar y concretar nuestra comprensión.

Este fue otro día muy ocupado, pero pudimos socializar y conocernos durante la cena. Esto relajó el ambiente y restauró nuestros espíritus antes del último día completo de trabajo. Queremos expresar nuestro más profundo agradecimiento a la hermana Yonemoto, nuestra facilitadora, y a la hermana Hoshi, nuestra coordinadora de actividades recreativas, ¡por ayudarnos a que el momento fuera mucho más agradable!