Noticias de la provincia Blessed Sacrament (EE. UU.)
Unir corazones y culturas: legado de las hermanas CND en la Red Cloud Indian School
Durante varias décadas, tres hermanas de la CND* se entregaron a la Red Cloud Indian School, en la reserva indígena de Pine Ridge, en Dakota del Sur.
La hermana Margaret Giroux (S. Patricia Marie) enseñó arte y realizó trabajos de desarrollo durante 32 años. La hermana Mary Jane Hebert (S. David Maureen) dio clases de religión a alumnos de quinto a octavo grado durante 26 años. Mientras tanto, la hermana Anne Seeley compartió su amor por la música durante 12 años.
Hna. Mary Jane Hebert (S. David Maureen), Hna. Margaret Giroux (S. Patricia Marie) y Hna. Anne Seeley.
Las hermanas, procedentes de las ajetreadas calles de Nueva York, se encontraron en un ambiente totalmente desconocido: el paisaje austero pero tranquilo de la reserva más pobre de los Estados Unidos. Sin embargo, fueron cautivadas por las vastas praderas y la profunda tranquilidad. La hermana Mary Jane descubrió una conexión única con Dios, diciendo: “Aprendí a rezar de una manera que nunca había hecho. La reserva es un lugar de oración, y su gente es profundamente espiritual. La quietud permitió que la voz de Dios me encontrara más fácilmente”.
La tolerancia religiosa de los nativos americanos conmovió a la hermana Anne: “Hay un Dios, pero llegamos a ese Dios por caminos diferentes. Los nativos americanos no juzgaban a nadie. Cualquier lugar que eligiera para rezar, me sentía abrazada con todo el corazón”.
La hermana Margaret se sintió inspirada por el extraordinario arte de los habitantes de la reserva, que calificó como “el reflejo de sus almas, un aspecto vital de su identidad. Ese es el papel del arte en cualquier lugar – es una parte hermosa del alma – todos necesitamos eso”.
Con el tiempo se formó un lazo profundo entre las hermanas de la CND y la comunidad nativa americana. La hermana Mary Jane reflexionó: “Puede que no fuéramos lakotas, pero nos convertimos en uno con ellos”. A su vez, los alumnos de Red Cloud aprendieron que eran apreciados y valorados simplemente por ser ellos mismos.
Hoy en día, estas hermanas han pasado de la vida en la reserva a servir en la Academia Notre Dame de Staten Island. La hermana Mary Jane contribuye con su sabiduría y energía en las oficinas de Finanzas y Avance de la Misión. La hermana Margaret, ¡a sus 102 años!, hornea pan para las hermanas y teje afganas para las rifas escolares. La hermana Anne desempeña la función de ministra del Campus para las escuelas primarias y secundarias.
Sus vidas han cambiado, pero las hermanas atesoran los recuerdos y las lecciones de su servicio en Red Cloud. Tal y como dice la hermana Mary Jane: “Fue una experiencia hermosa. Lo eché de menos durante mucho tiempo”.
*A lo largo de los años, otras hermanas de la CND también prestaron sus servicios en la Red Cloud Indian School.
Dedicación y conservación: visita a la hermana Joann Compagno, archivista la provincia
La hermana Joann Compagno celebró recientemente 60 años como hermana de la Congrégation de Notre-Dame. Técnicamente, está jubilada, aunque, como ella dice, “las religiosas nunca se jubilan”. Una de sus responsabilidades ha sido servir, desde 2021, como archivista de la provincia Blessed Sacrament (EE. UU.). Dice que otro papel, el de ayudar a las hermanas mayores a mudarse a nuevos alojamientos, la preparó: “Me llamaban la que cerraba y la que abría. Al evaluar las pertenencias de las personas, aprendí a verlas como material de archivo y a tener cuidado al decidir qué guardar y qué descartar”.
La hermana Joann también participó en el cierre de la oficina de la provincia en Wilton, Connecticut, en 2020. Casi todo lo que había en el gran archivo – material escrito, fotografías y objetos – fue enviado a las oficinas de la congregación en Montreal. “Fue como sumergirse en la historia y en la belleza. Pude saborear el placer que puede dar hacer este trabajo”.
La hermana Joann indica que una archivista no está en su mesa todo el tiempo – sino que está en contacto con las personas. Una parte importante de su trabajo consiste en escuchar. Dice que el simple hecho de sentarse con las hermanas le enseñó más sobre los ministerios de la CND de lo que podía imaginar.
La hermana Joann abrazó su nueva posición. “Poder poner mi mano en algo que refleja a una persona, una hermana, una escuela, la fuerza que tenemos como hermanas CND en nuestra historia y en nuestros ministerios actuales – eso es lo que lo llena a uno como archivista. Uno ve los dones a lo largo de los años – la vida diaria de las hermanas y lo que fueron capaces de lograr”.
Hermana Nancy Roach, CND – ¿Está surgiendo una nueva forma de vida religiosa?
En 1979, la hermana Nancy Roach (S. Daniel-des-Anges), CND tuvo una idea maravillosa: ¿por qué no crear un Reagrupamiento de personas asociadas para la Congrégation de Notre-Dame? El plan era invitar a mujeres y hombres laicos a abrazar las enseñanzas espirituales de la fundadora de la CND, Sta. Marguerite Bourgeoys. El Consejo General de la CND aprobó este concepto innovador y, en 1981, la primera persona asociada, procedente de la región francófona de Canadá, hizo su Primer Compromiso.
Poco se imaginaban que este humilde comienzo se convertiría en un movimiento mundial. Como dice la hermana Nancy: “Empezamos con solo dos personas asociadas, y ahora es una relación de uno a uno con una hermana CND”. La hermana Nancy ve el éxito de las Personas Asociadas como un signo de vida nueva en la Iglesia.
Hermana desde 1953, la hermana Nancy ha dedicado 70 años al servicio de la CND, 33 de ellos en América Central y Canadá. Su camino incluyó la formación como directora espiritual, la enseñanza en América Central y la contribución al Consejo General de la CND. Actualmente vive en el convento Holy Cross de Waterbury, Connecticut, donde su contagiosa risa cautiva a todo aquel con quien se encuentra.
En sus reflexiones sobre el futuro de la vida religiosa, la hermana Nancy imagina una mezcla de personas consagradas y colaboradores laicos que trabajen mano a mano para responder a las necesidades del mundo. Es una visión de unidad, donde los laicos hacen promesas y las personas consagradas hacen votos, y es un futuro por el que reza diariamente.