Noticias de la provincia Maria (Japón)
En el jardín del convento de Chofu, retoñan los cerezos rojos y blanco, y también los narcisos que nos ofrecen la fragancia de la primavera. Pronto llegará el mes de marzo. Este mes, fuimos bendecidas de tener a la hermana Ona Bessette, líder de la Congregación, que visitó Japón y asistió a parte de la reunión del Consejo Provincial.
Como parte de la sección de las “acciones para promover la transformación personal y comunitaria” de las Orientaciones del Capítulo General, enumeramos los esfuerzos para tratar el tema anteriormente mencionado. El Capítulo General nos hizo tomar conciencia de que la discriminación, los prejuicios, los problemas raciales, la trata de personas, la explotación, las violaciones de los derechos humanos y los problemas relacionados con los extranjeros que trabajan en Japón son temas que deben abordarse con urgencia, y que los esfuerzos de la provincia Maria en este sentido se quedan rezagados con respecto al resto. En el futuro tendremos reuniones y talleres de formación sobre este tema.
Informe
Nos complace anunciar la visita de la Sra. Marie, residente de Dubai, a la provincia Maria. Ella es una mujer natural de Sri Lanka que vive con su familia en Dubai. Ella está interesada en la cultura japonesa y desea experimentar el Evangelio y la vida religiosa en Japón, y ha estado en contacto con las hermanas Yasue Tonari, Motoko Takahashi, Akiko Usui, Sandra Margarita y Susan Kidd durante un año.
Ella llegará a Japón en abril para visitar la Congregación de Notre-Dame. Reunirnos con una joven de una cultura completamente diferente será una oportunidad para profundizar nuestra interculturalidad. Aunque aún no hemos hecho planes detallados, ella espera poder visitar Tsukuba y Fukushima.
Hacia el 90o aniversario de la llegada de la CND al Japón (Vol. 13)
Rose Cauchon, CND de “El angosto camino al Japón: en los pasos de Marguerite Bourgeoys”
El comienzo de las escuelas
La ciudad de Fukushima se salvó de los bombardeos y se recuperó relativamente rápido. Muchos niños en edad escolar fueron evacuados de las ciudades devastadas por la guerra al campo, pero los huérfanos de guerra vivían mendigando, durmiendo en estaciones, debajo de aleros, cobertizos y setos, y robando comida. Sus vestimentas llevaban pegados sus nombres, direcciones y nombres de sus padres, por lo que diariamente se realizaba una “búsqueda de padres” en los programas de la radio nacional, y algunos niños eran devueltos a sus padres, pero de los que no podían ser acogidos se hacían cargo personas influyentes y organizaciones benéficas de cada prefectura. Las hermanas se habían dicho durante la guerra que, si salían a salvo de ese calvario, ayudarían a educar 15 huérfanos de guerra, y esta oportunidad no tardó en presentarse. En respuesta a los deseos de las autoridades de la prefectura, dos hermanas fueron a Tokio a visitar los hogares para huérfanos de guerra y acogieron a 19 de ellos.
Como primer paso para criar a los niños, comenzaron a hacerles ropa. Los sombreros se hacían con abrigos de piel que dejaban las extranjeras internadas, los abrigos y la ropa se hacían con mantas de color kaki que daba el ejército, y la ropa de verano con tela de paracaídas.
Después de la guerra, aumentó el número de personas que deseaban entrar en la vida monástica. Las aspirantes que entraron en la orden se dedicaron a educar a los huérfanos con un espíritu de servicio digno de admirar. Para los niños en edad escolar, abrieron clases de primero a cuarto de primaria, pero como no había edificios escolares, las clases se impartían en los kínderes. En 1952, el liderazgo general de la CND dio instrucciones para que los huérfanos de guerra fueran devueltos a sus familiares ahora que la vida había vuelto a la normalidad, o si esto no era posible, debían ser trasladados a otras instituciones católicas, ya que todos eran cristianos.
Los huérfanos dejaron Fukushima y fueron trasladados al hogar de las Hermanas de la Inmaculada Concepción en Koriyama y a una institución dirigida por las Hermanas de la Sociedad de Nuestra Señora del Socorro en Tokio. Una de ellas fue recibida por la Orden Carmelitana bajo el nombre de Hna. Marie Anne, y otra tuvo la gracia de entrar a la Congregación Nuestra Señora de los Ángeles.
El obispo Urakawa era el padre espiritual de la Congregación. Todas las semanas, él llegaba desde Sendai para enseñarle a las novicias. Él amaba profundamente a los huérfanos y los bautizaba en cuanto estaban listos para recibir los sacramentos. Además de su ocupado ministerio como obispo, también tradujo las Constituciones de la Congregación.
En 1946, se estableció la Escuela Primaria Nuestra Señora de los Cerezos en Flor (Sakura no Seibo Gakuin Elementary School) con 16 huérfanos como primeros alumnos. La Hna. Theresia Sasamori se hizo cargo de la administración, y el número de niños aumentó. En la ceremonia de apertura, el obispo Urakawa explicó el significado del nombre de la escuela “Nuestra Señora de los Cerezos en Flor” de la siguiente manera.
Los cerezos simbolizan la belleza y pureza de los corazones de los niños. Para alcanzar estas virtudes, los niños deben contemplar a María, que es un modelo incomparable, y deben aprender y jugar bajo su mirada. El 23 de noviembre se trajeron de Tokio estructuras tipo Kamaboko como edificio escolar para la escuela primaria; las hermanas se asombraron del pequeño tamaño de los cinco edificios escolares cargados en dos camiones, pero cuando llegó el momento de descargarlos se necesitaron nueve trabajadores. En una época en la que escaseaban los materiales de construcción, se compraron cobertizos prefabricados con donaciones de Canadá para satisfacer las necesidades inmediatas de la escuela.
El 8 de diciembre se celebró la ceremonia de colocación de la primera piedra, oficiada por el obispo Urakawa, y la superiora colocó la oración del Ángelus y una Medalla Milagrosa en la primera piedra.