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Reflexión – Visitación

Me invitaron a reflexionar sobre la lectura del Evangelio de hoy de la Visitación entre María e Isabel.

También los invito a reflexionar conmigo, pero en algo que no se asocia normalmente con la Visitación: la humildad de Isabel.

Su humildad me parece tan sorprendente…

Ella dice: “¿Y cómo me sucede esto, que la madre de mi Señor haya venido a mí?"

Es como si dijera, ¿quién soy yo? Sólo soy Isabel. ¿Por qué iba a ser bendecida con una visita de la madre de mi Señor?

¿Alguna vez has comentado o pensado algo parecido?

¿Te ha sorprendido o sentido humillado por el hecho de que Jesús te visite a través de otra persona?

Tal vez alguien se ofreció a arreglar algo por ti, o a acompañarte a una cita con el médico o

tal vez alguien que no esperabas apareció para consolarte tras la pérdida de un ser querido.

O tal vez alguien simplemente llamó o envió un mensaje de texto… justo cuando lo necesitabas.

O tal vez fue una visita aún más breve… alguien que te hizo un gesto para que fueras delante de ellos en la fila de la comunión para recibir a Jesús en la Eucaristía.

¿Dónde has sentido esta misma humildad al darte cuenta de que Jesús te visita?

Tal vez podamos reflexionar sobre esto preguntándonos…

“¿Cómo sucede esto…?”

“Oh Isabel, cómo…”

“Oh, Señor, ¿cómo es posible que vengas a mí?”